Deyá, que también se escribe Deià, es un pueblito encantador localizado en la costaoeste de Mallorca, y considerado por muchos uno de los más bonitos.
Amontonado en lo alto de una montaña, ofrece unas vistas inigualables de nuestroquerido Mediterráneo, y desde hace muchos años es un foco de atracción para artistasy escritores, lo cual le ha dado un halo bohemio muy particular.
Para más señas, el escritor inglés Robert Graves se mudó del monótono gris de su tierra natal al esplendoroso azul mediterráneo deDeyá, en donde murió en 1985, y quien. estremeciera la vida cultural del pueblo.
Deyá queda a 30 km de Palma de Mallorca.
Es uno de los pueblos de mayor población de la Serra de Tramuntana, declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, por lo que hablar de Deyá es hablar también de las características particulares de esta zona.
Con decir que está habitada desde tiempos prehistóricos y que en el siglo VIII fue ocupada por los árabes, ya tendrás una idea del patrimonio cultural del pueblo. Los árabes instalaron un efectivísimo sistema de riego, que es el actualmente utilizado y que le dio el nombre: Deià viene del árabe ad daia, aldea.
En el siglo XIII, luego de las Cruzadas, se construy eron tres monasterios católicos: el Ca l’Abat, el Son Rul - lan y el Miramar, cuyos símbolos ostenta el escudo de Deyá.
Asimismo, el archiduque austriaco Lluis Salvador, a mediados del siglo XIX, llegó a las Baleares y se enamoró de
Deyá y Valdemosa, lugares donde compró algunas propiedades y prohibió la tala de árboles y la caza para preservar la naturaleza del lugar.
Este archiduque fue uno de los principales impulsores del turismo en las Baleares, desde el siglo XIX.
En Deyá puedes admirar su pasado, reflejado en sus construcciones y sus calles empinadas de piedra. Por estar en la Serra de Tramuntana , hay muchos desniveles y subir por sus callejuelas requiere, claro, su esfuerzo.
Pero puedes descansar en los numerosos bares que hay en el pueblo y coger fuerza para seguir descubriendo las maravillas de Deyá, como el museo arqueológico, en un antiguo molino del siglo XVIII, o la casa de Graves, convertida en museo.
O ir a la iglesia de Juan Bautista y el cementerio, y aprovechar de visitar la tumba de algunos notables, como el escritor británico, y deslumbrarte con el Mediterráneo a tus pies.
La Serra de Tramuntana, presencia indiscutible y eterna, se ofrece a los senderistas. Puedes tomar el Camino des Racó, que sube junto al torrente del mismo nombre, y cuyo sonido acompaña a los visitantes. Cuanto más subas, mejores vistas tendrás, tanto al mar como a la sierra.
Pero no todo es historia y montaña. Si añoras la playa te recomendamos la Cala Deià, una cala rocosa ubicada en la de sembocadura del Torrent Major. Sus aguas son absolutamente cristalinas.
Quizá por eso en temporada alta esta playa es literalmente tomada por el turismo, y puede resultar un poco asfixiante. Si prefieres que el lugar esté libre, ve en primavera, la mejor é poca para darte un baño en ella.
Te recomendamos también que hagas el paseo a pie bajando por el Carrer Es Clot. Y cuando te hayas dado un chapuzón, puedes recorrer sus senderos: ir hacia la playa de Llucalcari, a través del camino de los pintores, junto al mar, o ir hasta la Torre de Sa Pedrissa, con vistas impactantes.